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| Puntos Vive Digital Plus para apropiación TICS en la ciudad |
En 135 establecimientos de comercio ubicados en zonas priorizadas, se socializó con empresarios, comerciantes y transeúntes la campaña “Cali Vive la Noche”, con motivo de la ampliación de la jornada de rumba en la ciudad, arrojando como resultados que en zonas como El Peñón, El Limonar y el Parque del Perro se genera la mayor cantidad de ruido, mientras que en Granada y Juanambú están los más bajos.
El propósito principal de la campaña es promover la adopción de prácticas individuales que permitan a los comerciantes la reducción de ruido desde la fuente. “Se entregó material educativo de la campaña y de igual manera se identificaron 60 establecimientos de comercio que no registraban expediente en la base de datos del Dagma a los cuales se les hicieron requerimientos y fueron citados a capacitación sobre el impacto de la contaminación por ruido, medidas de vigilancia y control e implementación de estrategias para la mitigación del ruido”, informó Mónica Duque, Líder del grupo Impactos Comunitarios del Dagma.
Durante los operativos realizados en Granada, Juanambú, Parque del Perro y la carrera 66 entre calles 10 y 13, se practicaron 45 mediciones de ruido ambiental en intervalos de una (1) hora en las 4 zonas durante tres (3) horas por cada jornada, para evaluar los niveles de presión sonora de los entornos en horario nocturno, asociados a las múltiples fuentes, fijas y móviles, existentes en las zonas priorizadas.
“De igual manera se realizó aforo vehicular en cada una de las zonas, donde se pudo evidenciar que el Sector de El Peñón (Carrera 34 entre calles 4 oeste y 2 A), se registran los niveles de ruido ambiental más altos (69,2 dB), seguido por el sector de la Carrera 66 entre calles 10 y 13, Parque del Perro, en tercer orden y la zona con los registros más bajos de ruido ambiental corresponde a la Juanambú y Granada.
“Es Importante precisar que en las 4 zonas se superan en más 10 decibeles los estándares de ruido ambiental establecidos en la Resolución 0627 de 2006”, afirmó el Director del Dagma, Luis Alfonso Rodríguez Devia. La zona con mayor tráfico vehicular corresponde al Parque del Perro, seguido de la Carrera 66 entre calles 10 y 13, Sector de El Peñón, y el menor registro en el aforo vehicular corresponde al barrio Juanambú y Granada.
“Los niveles de ruido ambiental no están únicamente relacionados con el flujo vehicular, sino que también se ve influenciado por otros factores como la distancia entre el equipo de medición y las fuentes generadoras de ruido, el entorno donde se propaga las ondas y las alturas de las edificaciones aledañas”, explicó Mónica Duque.
“El Parque del Perro, a pesar de tener mayor flujo vehicular, el entorno en comparación con las demás zonas de evaluación es abierto, por tal motivo la disipación del ruido producido por los establecimientos de comercio y el flujo vehicular no se concentra de la misma manera en el punto de medición. De igual modo la distancia entre las vías y el punto de medición son mayores que las demás zonas de evaluación y las edificaciones son de menor tamaño”, complementó Duque.
En conclusión, conforme a los resultados de las mediciones, si se evalúa cada zona por separado se evidencia que el tráfico vehicular es la principal fuente generadora de ruido en los entornos evaluados, a mayor flujo vehicular, mayores son los niveles de ruido ambiental.
“La problemática se incrementa considerando que en las 4 zonas se permite en horario nocturno el estacionamiento de vehículos en ambos lados de las vías, lo que dificulta la movilidad y detona el uso de pitos, la activación de alarmas y acumulación de ruido de motor.
De igual forma otras actividades que se desarrollan en espacio público, como el consumo de licor en vías y andenes, el uso de equipos de amplificación de vehículos estacionados en vía pública, la instalación de sistemas de resonadores en motos y carros; tránsito de carros vallas con amplificación y chivas rumberas, incrementan significativamente los niveles de ruido ambiental en los sectores y generan gran impacto y afectación a la comunidad”, concluyó el director del Dagma.
Paola Candamil