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Relámpago, Patas Blancas y Caricias cumplieron con su último día de trabajo como caballos carretilleros; su galopar ya no se escuchará en las calles, pues oficialmente quedaron “jubilados” y ahora están listos para disfrutar de un merecido descanso en condiciones dignas.

Sus dueños, quienes reconocen que durante años representaron su fuente de sustento, son conscientes de que sus nobles amigos ya deben darle paso a un nuevo modelo de trabajo. Con nostalgia, pero a la vez con tranquilidad, entregaron sus equinos en adopción al grupo de personas que estaba habilitado para recibirlos.

Uno de ellos es Eliecer Cardona, quien durante 10 años trabajó al lado de Lucas. “Sólo me gustaría que quede en buenas manos, que lo dejen descansar”, indicó con emoción.

Este proceso ha sido liderado por la Secretaría de Salud pública municipal que implementó el programa como una solución para que estos animales fueran entregados en condiciones  óptimas de salud.

En esta etapa, 275 caballos fueron revisados, vacunados y recuperados nutricionalmente para entregarlos sanos. De ellos sólo seis fueron diagnosticados con enfermedades graves o terminales y no pueden ser adoptados. Más de 100 equinos ya disfrutan de su nuevo hogar.

“No podemos entregar animales en malas condiciones, ni ubicarlos en sitios que no les garanticen su bienestar; por eso valoramos cuidadosamente los adoptantes candidatos, visitamos los sitios propuestos y volveremos a revisar los compromisos adquiridos por quienes ya tengan en su poder a estos animales”, indicó el secretario de Salud de Cali Alexander Durán Peñafiel.

Algunos de esos compromisos indican que el caballo no puede ser sometido a trabajo pesado, debe tener espacio, ser bien alimentado y garantizar su salud.

Las jornadas de adopción de caballos continúan hasta lograr que todos queden en buenas manos. Esto hace parte del proceso de sustitución al que se acogieron los carretilleros para cambiar su modelo de trabajo de acuerdo con la normatividad nacional.

Galería fotográfica

Hernán Hormaza