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Víctimas de Trata de Personas dan testimonio, en primer Día Mundial de su lucha

Víctimas de Trata de Personas dan testimonio, en primer Día Mundial de su lucha

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Fany y Sandra,  quienes hoy en día conforman el elenco de la obra de teatro ‘5 mujeres un mismo trato’, dirigida por Alejandra Borrero, son dos víctimas de la trata de personas, que este 30 de julio, Primer Día Mundial de Lucha contra la Trata de Personas,  contaron por primera vez a un medio de comunicación, sus historias de vida llenas de amargura y dolor, porque su objetivo es ayudar a prevenir este flagelo, por el cual, también está trabajando la Asesoría de Paz, quien ejerce la función de Secretaria Técnica del Comité de Lucha contra la Trata de Personas.

“De una niña pura y virgen a  una prostituta drogadicta”: Fany

“Nací en Manizales, tenía 16 años cuando me contrataron para trabajar en una casa de familia en Dagua, me vine al Valle  con otra amiga de mi misma edad, cuando llegue a esa casa nos metieron a una habitación, me dio curiosidad y comencé a conocer la casa, avance por un pasillo y me encontré con unas mesas, cervezas, muchos hombres y mujeres, era un prostíbulo, de inmediato un hombre con pinta de escolta me dijo  que tenía que  trabajar en esto porque debía $14.000, que ellos habían pagado por mí a una familiar esa plata”, relata Fany.

“Ese día no trabaje, me dijeron que me acostará, le conté a mi compañera y llore toda la noche, al día siguiente comenzaron a llegar todos los hombres a esa cantina, yo era virgen, se fijó en mí un hombre negro, bastante acuerpado, las muchachas del lugar no querían tener relaciones con él porque decían tenía un miembro muy grande, sentí mucho miedo, me brindó una cerveza y yo no tomaba, llegó el momento de tener relaciones sexuales, fue algo muy traumático, porque no sólo estuve con él sino que me violaron 2 hombres más”.

El relato continúa: “Todos los días durante 15 días intente escaparme y no pude, con el alcohol vino la droga, ya después no me importaba nada, a esa edad quedé embarazada, no sabía de planificar, tampoco supe quién era el padre de la criatura, me hicieron abortar, después de eso logré escapar en un camión y regresé a Manizales”.

Mientras Fany contaba su historia, su voz se entrecortó, y continuó: “Cuando regresé a Manizales, no busqué a mis padres porque ya me habían convertido en una gamina y marihuanera, quería seguir trabajando en la calle, en la prostitución. Recuerdo que un día, cerca de la galería de mi ciudad, me vio mi papá y me llevó para la casa, pero de allá me les volé muchas veces… ya disfrutaba andar en la calle… decidí cambiar porque me enamoré y me salí a vivir con el que hoy es mi esposo, de eso ya hace más de 30 años, ahora soy esposa y madre”.

A  Fany nunca nadie le dijo que había sido víctima de la Trata de Personas, con los años y  a través de los medios de comunicación pudo entender que ella había pasado por eso y que era considerado un delito.

“Con los años me encontré en Manizales con el hombre que nos cuidaba en el prostíbulo de Dagua y me contó que a todos los habían matado y que él era el único que estaba vivo”.

Los hijos de Fany, nunca supieron que su madre había sido víctima de Trata de Personas, su familia se enteró cuando ella decidió hacer parte del elenco de la obra de teatro ‘5 mujeres un mismo trato’.

“No sabía actuar, pero quise hacer parte de esta obra porque contando este dolor y ayudando a otros a conocer cómo pueden ser engañados, me ayuda a mí a sanar esas heridas y ese dolor”.

“Me engañaron en Cali y me libero narrando mi historia”: Sandra

“Soy de Bogotá, mi mamá me abandonó y estuve en un internado hasta los 14 años, una señora que se había hecho mi amiga y que supuestamente me protegía, me dijo que me había conseguido un trabajo en Cali, en una casa de familia. I ilusionada me vine a trabajar a Cali, luego estuve en  Jamundí,  y regresé a Cali a trabajar en  Ciudad Jardín y por último en una casa de familia por la Pasoancho. Luego desperté en un barco en Panamá, ahí estábamos varias chicas y nos amenazaban, íbamos rumbo a España”.

Para Sandra contar su historia fue muy doloroso; mientras lo hacía lloró inconsolablemente y su dolor se incrementaba al recordar.

“Cuando llegué a España era virgen, cumplí mis 15 años allá, en medio del sufrimiento, del maltrato, del abuso, encerrada  en sótanos por 8 horas con otras chicas, no veíamos la luz del sol, no podíamos hablar con nadie, solo interactuábamos con los hombres que nos abusaban. Solo recuerdo que nos sacaban dizque para una oficina de migraciones en España, no sé bien, íbamos escoltadas y tapadas, nos tomaban fotos y nos reseñaban, nos hacían exámenes de sangre y nos revisaban que no tuviéramos piojos, por varios años intenté escaparme, pero no lo logré, tratábamos de pasar papelitos por el sótano a los transeúntes, quienes no se percataban que debajo de ellos y en condiciones infrahumanas vivían muchas mujeres”.

“Un día estaba en un show bailando en ese prostíbulo en España, cuando un hombre se me acercó y me dijo que me conocía y que por eso me iba a ayudar, yo no le creía, él pagó para estar conmigo, pero no estuvo, solo quería hablar, me dijo: usted es mi tía, yo soy su sobrino, la voy a ayudar a salir de aquí, yo no lo reconocía, porque cuando lo dejé de ver él era muy pequeño”.

Sandra ha tenido una vida muy dolorosa desde niña, pues su madre la abandonó desde muy pequeña y ese abandono tuvo como consecuencia que la apartara de sus hermanos. Una de sus hermanas se fue a vivir con una tía que le brindó educación y esa hermana era la madre del joven que halló a Sandra en el prostíbulo.

“Nunca pensé encontrar a un familiar en ese sitio y en otro país, mi sobrino ahorró por 3 meses un dinero y regresó para comprar una salida conmigo por un día, pagó una multa muy costosa para que me dejaran salir con él a tener sexo en otro lugar. Así fue como me logré escapar y por 3 meses fui de una ciudad a otra, estaba indocumentada y no podía llegar a migraciones porque esa red de tratantes estaba buscándome para matarme. Tiempo  después regrese a Colombia”.

Hoy Sandra continúa con esa herida en el corazón, con ese dolor de verse humillada, vendida y abusada.

“Aunque ya pasaron muchos años de esos momentos de dolor, decidí actuar en esta obra de teatro porque así siento que me liberó, cada que estoy en escena siento que es una herida que voy cerrando, me he acercado mucho a Dios para poder perdonar a quienes me truncaron mis sueños”.

/Sandra Velásquez Cardona. comunicadesepaz@cali.gov.co

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Fecha de publicación: 30/07/2014
Última modificación: 30/07/2014

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