Con bombos y platillos cientos de madres líderes del Programa de Más Familias en Acción celebraron su día en el Aquaparque de la Caña.
El acto fue amenizado por el excantante del Grupo Niche, Álvaro Granobles y por Gustavo Marín, con su tradicional ‘Hora Loca’. Algunas madres líderes narraron sus historias de vida y el por qué quieren la paz en Colombia.
“Más que la celebración de una fecha, queremos propiciar a las madres líderes un espacio de esparcimiento y sana convivencia, en donde dejen por un momento de lado las problemáticas personales o de las madres que ellas representan, así mismo, generar un espacio de reconocimiento a su labor, puesto que son madres de multitudes, por el rol que desempeñan dentro del programa de Más Familias en Acción” manifestó Felipe Montoya, asesor de Paz.
“Mi madre me abandonó, pero salí adelante”: Alicia
Alicia es una mujer de 49 años, que nació en Caloto y que lleva luchando 43 años para salir adelante y enfrentar el abandono de su madre. “Nosotros somos tres hermanos, mi mamá nos abandonó muy pequeños y a cada uno nos dejó en hogares distintos, perdimos el contacto, a ella tampoco la conozco”, mientras recordaba su historia, Alicia comenzó a llorar inconsolablemente.
Alicia, continua con su historia “recuerdo que cuando tenía 6 años, me subí a un bus en Santander de Quilichao con destino a Popayán, para buscar a mi mamá, que me había abandonado recientemente… llegué a la casa donde ella trabajaba como empleada doméstica, pero no encontré a mi mamá… su patrona me dijo que mi mamá ya no trabajaba allí pero que ella me daba posada”.
Desde ese momento, Alicia comenzó todo un mar de sufrimientos, pues en varias ocasiones intentaron abusar de ella sexualmente. “Yo acepte quedarme en la casa de Popayán hasta que tenía uso de razón, como hasta los 10 años, pero allí no me daban estudio, me tocó que irme porque en esa casa intentaron abusar de mí, me querían manosear”.
Después de vivir en Popayán, Alicia emprendió un viaje hacia Palmira, en compañía de una señora que había conocido, “yo a los 10 años comencé disque a trabajar en una casa de familia en Palmira, huyendo del abuso en Popayán”. Alicia aún no sabía leer ni escribir, al llegar donde la familia de Palmira, y aunque tampoco la pusieron a estudiar, aprendió autodidactamente, porque le tocaba cuidar a una niñas que estaban estudiando “de tanto yo ponerme a oírlas y ver hacer las tareas fui aprendiendo a leer y a sumar con ellas”, en esa casa Alicia vivió hasta los 12 años, y al parecer, también intentaron abusar de ella.
En esa casa, una señora que conoció su historia, la llevó al Instituto Colombiano de Bienestar Familiar –ICBF- de Palmira, en donde comenzó a estudiar en el grado segundo porque ya había aprendido autodidactamente a leer y escribir. “El ICBF me buscaba una familia que me adoptará y nadie me quería adoptar porque decían que estaba muy grande, entonces a la señora que me cuidaba temporalmente dijo que ella se hacía cargo de mí”. Alicia duró en ese hogar hasta los 15 años, cursando quinto de primaria. “Me tocó que salir huyendo de nuevo porque un hijo de la señora que tenía mi misma edad, me maltrataba y me gritaba que yo era una recogida y al mismo tiempo intentaba abusar de mi”.
Al recordar su primer trabajo, Alicia dejó de llorar y cortó con una sonrisa “me acuerdo que cuando salí huyendo conseguí un trabajo matando pollos y de allí me sacaron cuando se dieron cuenta de que yo era menor de edad”.
Al año regresé con la familia que me había adoptado, ya no vivían en Palmira, se habían trasladado al barrio San Antonio en Cali y el hijo que intentaba abusar de mi ya no vivía con ellos. “Luego tuve que volverme a ir de esa casa porque aunque ya no estaba el joven que me humillaba, ahora lo hacían las hijas de la señora, entonces me tocó que irme a trabajar interna en una casa de familia”.
“Intenté estudiar de noche, pero no pase de sexto porque me quedaba en matemáticas, la verdad no me esforcé, por eso yo le aconsejo a los niños y jóvenes que nunca se detengan, ante ninguna situación, en mi labor de madre líder los escuchó decir… yo no quiero volver al colegio, allí me miran mal, me ponen apodos, los profesores no me quieren, yo soy un bruto… nada ni nadie puede detenerlos para estudiar, para triunfar en la vida”.
Alicia terminó su bachillerato acelerado hace 8 años en Santiago de Cali, tiene 26 años de casada, dejó atrás una vida de abuso y humillaciones, disfruta de un bonito hogar y 3 hijos. Vende arepas en compañía de su esposo en el barrio Aguacatal. “He luchado y les he inculcado a mis hijos que estudien y que sean buenas personas, que donde vayan los quieran y que tengan muchos principios y valores, yo no quiero que ellos ni nadie vivan una experiencia tan triste como la mía”.
Alicia destacó que el ser madre líder de Más Familias en Acción de la comuna 1, la ha motivado a salir adelante, a esforzarse por estudiar para poder cumplir mejor su rol y llevar una voz de aliento a los núcleos familiares de que sí se pueden lograr las cosas. “Siendo madre líder ingresé a un curso de sistemas en mi barrio, ahora sé lo básico, y quiero un estudio más avanzado en esta área… me gradué en el diplomado que organizó la Asesoría de Paz en pautas para la crianza y hábitos saludables, quiero estudiar todo lo que se pueda para ayudar a las otras madres de Más Familias en Acción, para que ellas y sus hijos sean mejores personas”.
“Yo les aconsejo a ellas y sus hijos estudien, pero que no les deben de darles todo molido, que los enseñen a pescar y que les enseñen a ser buenas personas y a tener amor por el trabajo, a no guardar odio en sus corazones, a reconciliarse con quienes los hieren, por eso, estoy convencida que en Colombia se debe de generar la paz, el perdón y la reconciliación, no sólo en los hogares sino en todos los espacios, no podemos estar matándonos más”.
“He sido desplazada dos veces, pero sí se puede salir adelante”: Edith
Edith es una mujer de 34 años, que desde los 16 años ha tenido que luchar para vencer el temor y las secuelas del dolor que deja el desplazamiento forzado. “A los 16 años, tuve mi primer hijo y me tocó que salir huyendo de Maceo, Antioquía porque los paramilitares mataron a un primo, nos amenazaron a todos y a mi hermana que iba de visita, la secuestraron por varios meses y cuando la encontramos estaba abandonada en un hueco de trapiche, a punto de morir y con 20 kilos, casi se nos muere del estado de desnutrición, este hecho me marcó mucho”.
Edith, su esposo y su familia llegaron a Armenia pero allí de nuevo fue desplazada por la naturaleza, pues lo poco que habían conseguido lo perdieron en el terremoto de Armenia. Les tocó que iniciar una nueva vida en San Antonio, Tolima. “Cuando íbamos camino a San Antonio mataron a mi esposo, al papá de mis dos hijos mayores, llegue a San Antonio… y en ese sitio conocí a mi actual esposo con el cual tengo otros 2 hijos… todo marchaba bien, trabajábamos cuidando una finca cuando de pronto la guerrilla comenzó a llevarse los animales que teníamos y a monopolizar el territorio, me dio mucho miedo y me vine para Cali con mis cuatro hijos, mi esposo se quedó allá por un mes más, luego llegó aquí y huyó por una trocha vestido de mujer para que no lo mataran”.
Hace 12 años, estamos en Cali, hemos pedido dinero en los semáforos de Cosmocentro y lavando carros en las calles, “yo no sabía que podía declarar como desplazada, yo recuerdo que en Tolima, el gobierno me preguntó algo, pero nunca me incluyeron en nada, aquí en Cali fue que lo hice en el 2009 y me aceptaron”.
“A Cali le debo mi casa, el miércoles de esta semana me la entregaron en Llano Verde, me hice bachiller, he realizado cursos de ‘operación logística en comercio exterior’, el diplomado a las madres líderes sobre ‘pautas de crianza’, he estudiado en el Sena ‘emprendimiento empresarial’, en el Icesi `Políticas Públicas para la población discapacitada’ y en la San Buenaventura un diplomado sobre ‘Derechos Humanos’ con la ayuda de la Asesoría de Paz”.
Edith ya terminó, un curso como supervisora, escolta y vigilante “ya estoy preparada para trabajar, estoy buscando empleo… yo creo que con esfuerzo y dedicación uno sale adelante… me siento orgullosa de que el Banco Agrario, sólo me contratará a mí temporalmente para hacer un acompañamiento en las jornadas de bancarización en Cali y en el Valle del Cauca, eso significa que estoy haciendo las cosas bien”.
Edith está convencida que las personas deben de empoderarse de las oportunidades que da el gobierno, “no tenemos porque seguir pidiendo y pidiendo, tenemos que capacitarnos, luchar, ese es el consejo que le doy a las madres líderes y a las madres que tengo a mi cargo, yo por ejemplo ya tengo la capacidad de trabajar coordinando un trabajo social porque me empodere de las oportunidades”.
Edith es madre líder de la comuna 20 y también es una convencida de que lo más importante es generar un proceso de paz, porque sin paz no hay oportunidades de tener una mejor calidad de vida. “La única solución para la guerra es el dialogo, el perdón y la reconciliación, borrón y cuenta nueva, tenemos que perdonar, no podemos seguir con rencor…yo ya perdone, a quienes me hicieron tanto daño, este conflicto es una guerra boba que ha ocasionado desplazamiento en el campo y en la ciudad, ya pusimos las víctimas no queremos más, ahora a trabajar por la paz en las familias y por la reconciliación”.
/Sandra Velásquez Cardona.comunicadesepaz@cali.gov.co